Sigo los acontecimientos de mi pueblo como si pasaran en otra galaxia. Encerrado en mí, ajeno a todo, y con grandes dificultades para empatizar con muchas de las cuestiones y situaciones planteadas en mi pueblo. Así que mis palabras son las de un ser extraño y forzadamente ajeno a todo lo que parece importar, estoy asombrado, RTVLB, tras 26 años narrando la vida de Los Barrios, desaparece. Son imperativos que cuentan de qué va la fiesta andalucista. Pero ¿Quién limpiará los platos rotos de la fiesta, las trabajadoras de Clece?
Desde mi punto de vista, esperaba un cambio y no un barullo callejero. Un cambio que supondría la destrucción de la superestructura socialista barreña para sustituirla por otra que se adecuara al pueblo. ¡Qué esta destrucción implicase violencia gratuita!, es otro debate. Pero lo que todos teníamos claro es que iba a ser después de las elecciones municipales.
Como barreño, soy de los que piensan que la concepción puramente de cambio no implica la violencia, aunque suele abocarse a ella. Pero la violencia es un mal menor, no un requisito. Para el gobierno municipal, en cambio, la violencia es prescriptiva. Sin violencia, no hay privilegios. ¿Quiénes son los subversivos peligrosos, los de pueblo o los del PA? Juegos semánticos al margen, parece claro que no se encaja en ninguna de las concepciones que se esperaba de este partido político. Mucha gente en la calle, por mucha bulla que arme y muchas portadas que acapare, no es un cambio esperado sino un lamento. Utilizando la misma lógica se puede decir que un enfado no es por sí mismo una postura política, y que un deseo no es un programa ni una reivindicación. Estar harto de los políticos no supone nada más allá de la propia hartura, y pedir un cambio genérico del “sistema”, sea lo que sea eso, no articula un movimiento.
Para posibilitar un cambio político, tiene que haber unas reivindicaciones claras y concretas, un alcalde que pueda satisfacer o negar esas demandas, y cuyo cuello pueda ser reclamado como prenda, y unos plazos en los que se puedan llevar a cabo. Ni siquiera en las grandes revoluciones se pedía “el todo”: se reclamaban cosas concretas, aunque fueran burras. Ejemplo: “¡Todo el poder para el Alcalde de Los Barrios!”. No es una consigna abstracta: manifiesta la reclamación del pueblo barreño a renunciar a sus poderes y competencias mediante decreto y se traspasa por un voto al gobierno local que lo hace de buena gana y con despido libre y vengativo.
¿Qué se hace en estos días de verano? De todo y nada. De entre la empanada andalucista de cosas que se escuchan apenas asoma algo que pueda sonar a consigna plausible. Parece que hay una reforma en el pueblo, que no termina de concretarse en qué términos. Y estos no pueden ser muy complicados. Aunque los cambios que pueden provocar los andalucistas son radicales, complejos e irreversibles, las peticiones que la desatan son claras, simples, directas y concernientes a un aspecto concretísimo del descontento. Por eso ruedan cabezas, porque no se tiene claro qué cabezas se quieren hacer rodar.
En estas manifestaciones se mezclan “las churras con las meninas” , con el derecho a la información, con los sueldos de los concejales liberados y con el impuesto de impuestos. Un relio en el que es imposible aclararse y que terminará con el pueblo, que necesita un grito común y directo para aglutinarse, y que lo venía haciendo RTVLB ¿Quién lo hará ahora?
Por eso triunfan las manifestaciones: porque los manifestantes se unen contra algo tangible que es factible derribar. No se alzan contra un sistema ni contra un estado de cosas, sino contra personajes e instituciones concretas que pueden derrumbarse por el empuje del pueblo. El sistema y el Estado se rompen como consecuencia incontrolada una vez desencadenada la violencia.
Entiendo y comparto el cabreo y el hartazgo por un sistema político teatral, falso, dominado por camarillas, corrupto y rehén de los bancos. Pero el cabreo, por sí solo, no es nada. O no conduce a nada, más bien.
Mientras que la cosa no se aclare, a mí todo me seguirá sonando a rumores de orquesta, y supondré que están de fiesta, los únicos que pueden estar, los andalucistas barreños.
http://www.noticiasdelavilla.net/noticias/38/opinion/7456/tras-26-anos-muere-la-voz-del-pueblo-por-j-mena.aspx