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sábado, 2 de marzo de 2013

SUPONGAMOS QUE HABLO DE LOS BARRIOS


Supongamos que todo es un montaje, que se han unido los dos grandes partidos políticos de Los Barrios, PA y PP. Supongamos que alguien se ha inventado esta crisis, esta deuda de más de 200 M.€ que tiene un pueblo de tres habitantes y medio para hundir al gobierno andaluz de ultraderecha que se definen como salvapatrias de la Villa y reformistas de la fe católica, apostólica y románica de las sagradas escrituras según San Juan y San Marcos, nada más lejos de la realidad, ya que el pueblo reza diariamente a San Judas, patrón de las causas perdidas, y ha dejado aparcado eventualmente a nuestro patrón e ilustre San Isidro Labrador que desgraciadamente está abandonado como nuestra iglesia que no se reforma desde el siglo XVIII cuando fue construida, y que como se siga así se perderá como se pierde poco a poco nuestro escaso patrimonio. Supongamos que ningún cargo del PA o PP haya cobrado un euro de color amarillo como los rayos del sol o verde como los campos de mi tierra, porque si quieren cobrar euros negros hay que ir a la Junta de Andalucía, y que los partidos no hayan recibido sobresalientes sino sobreentrantes de los empresarios del polígono de palmones o que algunos políticos no tengan el mobiliario municipal en sus casas por error o por culpa de las habilidades de estos porque como todo el mundo sabe, los sofás tienen patas y pueden llegar hasta Palmones. Supongamos que la actuación de todos los dirigentes políticos de la Villa haya sido pulcra, legal y ética. Incluso aunque así fuera. Incluso aunque un tribunal de justicia demostrara en una futura sentencia la inocencia de los burros de El Palancar o de La Cruz de Romero y de sus colaboradores o personas de confianza más allá de cualquier duda razonable, incluso aunque hubiera dicho la verdad en su así llamado discurso inquisitorio y que afortunadamente este embrollo nos lo van a solucionar los toreros, por éste motivo, el alcalde  debería dimitir. Esto es un verbo y, no es un nombre ruso. Primero, debería dimitir de su cargo como persona intocable, firmando el decreto de disolución del pleno y la convocatoria a las elecciones municipales y, segundo dejar el poder a la soberanía popular y no a la soberanía nacionalista o personalista.
Porque, aunque sea inocente, aunque no sepa nada de todo este follón, la acción política no se reduce a una cuestión legal sino a un viejo dicho romano que dice que a la mujer del Cesar no le basta con ser  honrada sino que tiene que demostrarlo, este fenómeno romano se ha extendido por toda Europa, obteniendo grandes resultados, menos en la España del Lazarillo de Tormes, y os podría citar algunos casos de dimisión como el plagio de una tesis o invitar a un amigo a un viaje oficial o pagar una chocolatina a su hijo con la visa municipal, y esto es más serio de lo que nos podemos imaginar o soñar como gestionar mal los recursos de un país, como en el caso de Islandia que se ha visto obligado a encarcelar a sus políticos y banqueros.
Las sospechas que hay en Los Barrios son demasiado graves y demasiado consistentes como para permitirles seguir gobernando. Si tuviera un resto de decencia taurina con un cierto toque de gomina, si le quedara una pizca de la responsabilidad de la que tanto presume tras su espesa y solemne corteza de alcornoque, debería hacerse a un lado. La batalla para demostrar su inocencia, si se diera el caso, debería librarla fuera de las instituciones de mi pueblo, es decir, en su casa. Que asuma que su carrera política se ha hundido como se ha hundido su cuestionable dignidad. Cada minuto que pasa en el cargo, la ya muy blandurria solidez de la democracia barreña se deshace un poco más, convirtiéndose en un moco autoritario y pestilente, y podría ocurrir que cuando no hay democracia suficiente en la cual nos sintamos libres, podría haber una revolución. Esto es un precepto básico y democrático: no se puede gobernar un pueblo si una buena parte de los gobernados sospechan o creen que el gobernante es un chorizo. Aunque no lo sea. Porque ha perdido toda su credibilidad y toda su legitimidad para impulsar ninguna acción legislativa o ejecutiva que se dio a conocer ante notario y de escasa validez jurídica. Por este motivo, cada minuto que pasa en su despacho guarriverde y sigue siendo alcalde con el apoyo estratégico del PP que quiere gobernar la novena provincia de Andalucía, es decir, el Campo de Gibraltar, esto se envilece un poco más y Los Barrios hiede más fuerte por los grupos de interés pepero. No todo son malas noticias, afortunadamente, él tiene razón en una cosa de su discurso, y es que este pueblo se hunde cada día más, por eso el cura del pueblo está desbordado y agotado porque no puede dar de comer y ayudar a todos los vecinos de Los Barrios aunque él quisiera y los días tuvieran 48 horas.