Hora y media en una incómoda silla de plástico he esperado esta mañana en el ambulatorio para ser atendido por mi médico. Total, tan sólo para que me diera una cita con un especialista, que seguramente me darán para dentro de seis o doce meses y, se quedan tan tranquilos. Por eso, hoy me siento con derecho a ser yo. En el periódico de esta mañana en una nota de prensa de Adusas que exigía la apertura del nuevo centro de salud que se les prometió a los barreños desde el 2007, también esta misma asociación de usuarios del servicio sanitario está preocupada entre otras cosas porque faltan médicos en Los Barrios para dar un servicio digno, dato corroborado por la saturación de mi centro de salud. En fin, ya sé que es mezclar churras con merinas, pero hoy me siento acalorado: ¿no estarían mejor aprovechados esos millones de euros aportados a Los Barrios desde el 2007 en ampliar plantillas y horarios de los sufridos centros de salud de Los Barrios, o incluso para contratar a más especialistas y que mi cita no se retrase seis meses dado que se puede agravar mi enfermedad? ¿Una plaza de toros, o un equipo de Baloncesto, o de futbol,.., es más importante que la salud de los barreños? ¿Con qué cara nos dirá el actual alcalde que no hay recursos para atender a las demandas sanitarias? ¿Estará en el programa electoral del PSOE en las próximas elecciones como lo fue en el 2007?
¿Se debe sacrificar el bienestar de un pueblo por el antojo de un equipo de gobierno? En fin, ahí lo dejo caer, aún a riesgo de ser calificado como ya me tienen acostumbrado.
Al margen de esto, esta mañana, en la sala de espera, me ha dado tiempo de leer la prensa, la escasa oferta de trabajo, de terminarme la revista Natura que llevaba a medias, y de observar con detenimiento a la fauna circundante. Algunas escenas propias de un documental de National Geographic o del salón de plenos de Los Barrios:
-La depredadora que engatusa con piel de cordero, gritando indignada por la tardanza del pago de las nóminas, mostrando su más plena solidaridad con la manada, para colarse después por una rendija y saltarse cuatro turnos en la cola mientras los concejalillos miran en la puerta estupefactos.
-El elefante marino entrado en años y en kilos, con acento del sur en estas frías tierras árticas, que se pavonea de un lado a otro, buscando enemistarse con otros machos para llamar la atención de una hembra reumática y que responde al nombre del Chaparrín de los Alcornocales. Exhibe la más cruel de las indiferencias ante las evoluciones del macho dominante.
-El patito feo o hijo desgraciado de Cepsa que acompaña a su secretario inhabilitado en ese difícil trance buscando así ganarse un amor mil veces negado, pero que sólo consigue ser arrojado a un rincón con la frase: "Tu compañera sí que es buena y lista, no como tú".
-Por último, he constatado una plaga mucho más dañina y peligrosa que la del mejillón cebra: las de la señora-reloj. Habitan las salas de espera de todo tipo de consultorios y se caracterizan por gritar cada minuto: "Hay que ver, qué horas, y yo llevo aquí desde las nueve". Al cabo de un rato, descubres que la señora tenía cita para las diez y media. ¿Por qué, entonces, llevaba allí desde las nueve? Elemental, querido: para cumplir su objetivo biológico, que no es otro que el de joder la marrana a todo ser vivo que se cruce en su camino.
Y así, he pasado la mañana, tal como suena.
http://www.noticiasdelavilla.net/noticias/38/opinion/4932/una-de-medicos-por-favor.aspx
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