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martes, 27 de diciembre de 2011

DELIRO ANDALUZ

Es fantástico o fanático el gobierno del municipio de Los Barrios, dicen por ahí que va a ser el más corto de la historia del pueblo y se van a llevar todos los premios del mundo, y para lo que hay que ver en estas fiestas navideñas mejor nos quedarnos en casa, si es que aún la conservamos. Nuestra pesadilla se llama PA, que está protagonizada y producida por JR, un personaje que no recuerda en nada a una persona democrática.
Aquí, es el alcalde de de la Villa de Los Barrios. Un grandísimo hijo de la grandísima cuyo reinado del terror, construido a base de líos mafiosos, chantajes y algún que otra salida de armario hunde cada día más al pueblo. Quienes le apoyaron, ahora le dan la espalda y sus cortesanos le traicionan. Tiene tantos puñales clavados en el costillar trasero que parece un erizo de mar.

Insisto en que no quiero hablar del desastroso estado tan lamentable que se encuentra mi pueblo, sinceramente y fuera de bromas, son las peores navidades de la historia de Los Barrios. Si hacemos un balance o simplemente comparamos a otros pueblos de España, a pesar de que las comparaciones sean odiosas, estas, sin dudarlo un segundo, son las peores. Hablar tanto de los mismo, a mi me aburre, y me sigue dando la sensación de que son una recua quienes nos gobiernan, nos contagian hasta sus defectos, el rebuzno y la coz. Esto, lo sabemos desde el minuto uno del primer día que se sentó en el poder, así que no estoy estropeando ninguna sorpresa. Desgraciadamente para los barreños, él tiene una rara enfermedad neurodegenerativa sin cura que lo va a llevar a su casita en poco tiempo, por eso, algunos de nuestros vecinos se han adelantado en vaticinar su escaso futuro en la política, y ya lo están llamando para ir a trabajar al campo en dónde no tuvo que haber salido nunca. Su obsesión es ocultar los síntomas del mal, mantenerse en el poder cueste lo que cueste y no mostrarse débil ante todos los barreños que él considera enemigos. Lo que me inquieta del planteamiento es el mar de fondo que trae, el uso de la enfermedad degenerativa del PA como metáfora de la corrupción moral. Como su expresión y su final dantesco.

En realidad, el pueblo no expone esta postura de forma abierta en ningún momento. Es sencillo y hospitalario como para no resbalar en la proclama andalucista o en la moraleja de Samaniego cuando decía la zorra que las uvas de fin de año estaban verdes, sigue caminando y luchando por un porvenir mejor. Y muestra elementos que niegan e imposibilitan esta interpretación andalucista de la vida. Y quien calla, otorga.

JR El Brevísimo, en su discurso navideño aunque sea un poco anticuado, acentuó la enfermedad del PA porque es un partido residual, lleno de pícaros y de graves problemas morales. Afortunadamente en Los Barrios, tenemos un gran enchufe en la Diputación de Cádiz y que gracias a este mirlo blanco podemos sobrevivir en estas fiestas, y espero que dure. Son quienes han advertido hasta en la sopa que la moralidad del PA es nula o ninguna, y cómo el pueblo aún no ha asociado la corrupción PA con la corrupción moral, se podría salvar.

Que el partido andalucista caiga en una superchería tan manida y estimule una visión tan grosera del castigo divino, tal y como se ve en el Biblia o como lo establecía Blas Infante, el gran musulmán andaluz, me parece patético. Que en la Edad Media, o incluso en el siglo XIX, se interpretara la enfermedad como un azote de Dios por los pecados terrenales, podía tener un pase. Pero que en el siglo XXI, con todo lo que sabemos de nuestros genes, de las bacterias y de la bioquímica del cuerpo humano, sigamos viendo las cosas igual, es una pena.
Deberíamos actualizarnos un poco. Y ojo, que no lo planteo como una crítica moralista, tengo mis reparos sobre lo que leo y veo, nunca van por ahí, sino todo lo contrario, me gusta que los musulmanes, cristianos y judíos recen por mi alma, por si las moscas, es algo que hacen bien, sino lo hago por estética, el arte del engaño debe gastarse en su debido tiempo y asumir las verdades y conocimientos que tiene. No hacerlo, es sofismo, es empeñarse en seguir contando que la Tierra es plana cuando la ciencia estableció hace mucho que es redonda y gira.

lunes, 19 de diciembre de 2011

EL FIN DE UN PUEBLO

Hablemos, por ejemplo, del fin de un pueblo, del Apocalipsis del PA que va a llegar.
¿No se han dado cuenta? ¿No han percibido las atronadoras señales que lo anuncian? Las trompetas del nacionalismo andaluz, son una tontería al lado de estos glaciares que se derriten, de esos gobiernos griegos o portugueses que se hunden, de esas selvas que se deforestan, de esas hipotecas que no se pagan y de esos impuestos que no dejan de subir. El Innuendo de Queen o Is this the end of the world as we know it?, que cantaba REM. Son los grandes impostores (the great pretenders) por creer que es posible vivir en un mundo mejor.

Todo pinta mal, ciertamente, y especialmente para Los Barrios. El discurso del gobierno municipal se parece demasiado a una admonición bíblica como para no ser una, y tan inocua y fabulosa como cualquiera de las contenidas en la religión del PA o en los delirios babeantes del más senil de los alcaldes que han pasado por Los Barrios. Falta poco para que el pleno se parezca a un manicomio, con sus locos concejales andalucistas subidos en sus asientos verdes anunciando el fin de los días de la Villa.

No niego la realidad de mi pueblo, pero no me digan que no es sospechosa la coincidencia estructural y estilística del PSOE cuando gobernaba, por ejemplo, con buena parte de las cosas que están pasando ahora en él.

Una de las historias principales de este gobierno es, básicamente, repetir una y otra vez que los anteriores alcaldes socialistas son una gente muy juerguista y viciosa, y el anterior alcalde era el más malo malote de todos. Los socialistas barreños estaban todo el día que si ahora te sodomizo, que si ahora cometo adulterio y me voy a Los Lagos para cerrar un contrato urbanístico,… Y lo que más odiaban en el mundo eran a los andalucistas, en el papel de hormiguitas en la versión porno de La cigarra y la hormiga. El secretario del PSOE persiguió y aniquiló al pueblo, tocando los huevos a Dios. Él fue y dijo: mira, Sr. Alcalde, pase que tu gente esté todo el día fornicio que te fornicio; vale que quieras construir una torre soberbia que toque los cielos y se me clave en el culo y, además salga en un anuncio de aire acondicionado; vale que estéis todo el día amarrados al pelotazo y al porro, y ni siquiera abráis las ventanas para ventilar, pero lo de que me toquéis a mi pueblo, no, eso sí que no. Hartito me tienes, hartito. Y entonces vino lo de la Torre de Hércules y su confusión en las elecciones municipales, y todas las desgracias cayeron sobre Los Barrios y a su gente por malos y salidorros.

Hay toda una corriente teológica del PA que trata de dilucidar quién fue más pernicioso para Los Barrios, si Hitler o el PSOE barreño. Aún no lo tienen claro. Ni siquiera les ayuda saber que el pueblo fue socialista desde hace más de 30 años, y que el Dios andaluz es un personaje de ficción y Hitler, no lo es.

Los investigadores del gobierno municipal intentan aclarar que fue algo parecido a un déspota del pueblo, es decir, todo para mi y luego para mis colegas, pero sin boina porque no había de su talla, aunque su concejal de medio ambiente si que se la ponía, lo conoceréis como Chaparrín, el mismo que se intentó tirar del campanario cuando tenía pelo. En cualquier caso, nada que ver con lo que dice de él la Biblia Andalucista. Sin embargo, al Sr. Dios - Alcalde no le cae simpático, y lo convirtió en uno de los malos más malos de la historia barreña. Pésima suerte, habiendo tantos malos para elegir. La cuestión es que los socialistas barreños fueron castigados por su forma de vida, porque estaban corruptos. Y la corrupción, en la Biblia Andalucista, siempre se paga con fuego y destrucción. Ya sea en Babilonia, ya sea en Sodoma, ya sea en Gomorra o en Los Barrios.

¿No les resulta familiar el esquema de descomposición moral-castigo del nacionalismo andaluz? ¿No están casi todos los discursos políticos construidos sobre él? ¿No estamos repitiendo una y otra vez la historia? Hasta la historia se empeña en darles la razón. Quien ha visitado las ruinas de Los Barrios ha visto sus calles y parques en donde se demuestra la decadencia de los políticos de pueblo. Pues algún beatillo andalucista sumó dos y dos y dijo que los barreños han sido barridos por el socialismo por estar todo el día folla que te folla. El castigo divino, de nuevo, hizo el resto.

El cambio climático se presenta como un castigo por nuestros excesos. Hemos sido malos y lo vamos a pagar. La crisis financiara, ídem: no sólo se echa la culpa a los banqueros y a sus amigos, sino que se extiende a toda una población permisiva, que no ha ahorrado, que ha gastado lo que tenía, que se ha dejado arrastrar a una orgía de codicia y despilfarro, y así nos va, y todo esto por no rezar al patrón del nacional andaluz. Recibimos el justo castigo por nuestra corrupción. Al Dios Andaluz se le han hinchado las pelotas y nos va a mandar uno de sus tormentos ejemplares. Nos lo merecemos, por sodomitas y por adorar al partido político equivocado en vez de apretarnos el cilicio y ayunar como es debido.

A mí, personalmente, me repele mucho que la realidad se encuadre en ese esquema apocalíptico tan evidente y ramplón. Estoy cansado de escuchar admoniciones y, la verdad, me dan mucho miedo quienes, armados de una fregona justiciera y un bote de aguarrás moral, se presentan con la intención de limpiar toda nuestra mierda y atacar los males de raíz. Siempre que han surgido limpiadores semejantes que han acabado dejándolo todo hecho un asco, llenito de cabezas guillotinadas a la francesa o de humo del horno crematorio alemán o de prisioneros arrastrando piedras por Siberia. Yo prefiero seguir viviendo en la inmundicia que sufrir o apuntarme a la limpieza que se propone el PA de Los Barrios, rebajando por navidad los derechos del los ciudadanos al 50 %.

Porque me gustaría saber cuál es el estado virginal de mi pueblo que se quiere restaurar. Me alucina que tengan tan claro en qué momento se torció todo y cómo se puede volver a esa edad de la inocencia donde éramos felices y virtuosos. ¿Cuándo fue eso? ¿Qué tiempo fue aquel, sin corruptos ni corruptores, sin señores que gritaban y con niños bien peinados?

Quizá ustedes se sientan sucios, mezquinos y merecedores de un castigo por parte de nuestro Sr. Dios - Alcalde. Fustíguense si quieren, pero déjennos a los demás en paz, que estábamos muy calentitos en nuestra mierda. Lo siento mucho, pero no puedo sentirme responsable de los males del pueblo, no puedo vivir pidiendo perdón, no estoy dispuesto a asumir culpas que no creo tener. Y tampoco quiero que me las echen ustedes. ¿Puedo hacer algo por cambiar las cosas a mejor? Seguramente, pero si no lo hago, no merezco ninguna furia divina. Y si la sufro, si el Apocalipsis andalucista sobreviene al fin, moriré sin arrepentimiento y sin confesión: asesíneme, Dios - Andaluz por el cambio climático y por las finanzas internacionales, pero no espere que le suplique clemencia ni que le ofrezca mi bondad ni mi alma manchada a cambio.

Puestos a elegir una muerte, prefiero ahogarme en la ponzoña de la corrupción que fenecer a manos de uno de los purificadores salvapatrias del pueblo.

http://www.noticiasdelavilla.net/noticias/38/opinion/8754/el-fin-de-un-pueblo-por-j-mena-lana.aspx

domingo, 11 de diciembre de 2011

EL WALKING DEAD BARREÑO

Como sé que dos o tres de ustedes cometen la insensatez de dejarse guiar por los artículos que aquí comento para cuando visitan este periódico digital, y como saben que no me hago responsable ni admito reclamaciones, voy a escribir acerca de un par de hechos recientes que acontecen en Los Barrios y que quizá amenicen sus deprimentes días navideños. Por lo menos, ninguno de los dos suena a villancico ni habla de fraternidad ni de hijos pródigos ni de esas mierdas tan propias de estas entrañables fiestas. No mezclo los dos por sus semejanzas sino por sus diferencias. Se hace saber que uno tiene una portada potable, sin ser de las más brillantes aún dominando el poder político y que nos tienen acostumbrados a portadas más chulas como la inauguración de una papelera, y el otro tiene una portada espantosa como un leproso ante una batidora, poco porvenir le veo. Uno está escrito por un alcalde; el otro, por un sindicalista. Uno, por un andalucista; el otro, por un trabajador. Uno, por un opositor fracasado que se volvió tarumba al sentarse en un sillón marrón y que lo cambiará a verde pistacho; el otro, por un pito muy sonado y muy bien criticado que todos los vecinos nos postulamos al premio por ser buenos músicos y que pueden quitarle el título a la Banda Municipal de Música, dado que practican diariamente. Uno es muy de campo; el otro, muy breve, que nos ameniza todas las mañanas y las tardes noches.


Es difícil encontrar el equilibrio con más antagonismos entre sí, y además si la otra parte que lleva el bastón de mando no quiere escuchar, pues, apaga y vámonos. Los une el hecho de que ambas partes son del mismo pueblo, y hablan de violencia callejera, pero uno, desde la perspectiva de un perseguidor, y la otra parte, desde el punto de vista de víctima del engaño al que tantos barreños estamos acostumbrados. ¿Adivinan cuál es cuál? Exacto: las víctimas siempre se llevan la peor parte y bailan con la más fea.

Ésta situación es extraña y difícil de asimilar para un barreño del siglo XXI, porque transgrede casi todos las derechos de los ciudadanos e incurre en bastantes de los vicios que muchos deploramos en los malos gestores y políticos que nos han gobernado desde la democracia y, son quienes dan vanas esperanzas e intentan explicar lo inexplicable, se hacen notar a través de sus torpezas que pagamos nosotros. Y, mientras tanto, el talento del pueblo se derrama por el río Las Cañas.

No tengo nada en contra de la ideológica política, siempre y cuando se respete a la Constitución y a la sangre que vertieron nuestros queridísimos antepasados que eran tan ignorantes que lucharon por nuestros derechos y deberes, y que día tras día se va perdiendo, y sobre todo aquí, en Los Barrios.

Me explico, un alcalde viola salvajemente nuestros derechos a plena luz del día, seguidos por una panda de mequetrefes puestos de ansia viva que invirtieron en el poder y que temen perder sus dineros. La agresión que sufrimos continuamente nos puede matar, y cuando queramos darnos cuenta, perderemos nuestra identidad como un humilde, sencillo y hospitalario pueblo al que me siento muy orgulloso. Resulta que mi pueblo está en peligro. Este planteamiento andalucista de quítate tú para ponerme yo, es degradante para cualquier ser humano, y creo que no faltarán víctimas o como él las llama “daños colaterales” que se sientan identificadas con ese sentimiento de indefensión y de vapuleo social, repetirán una y otra vez que algo habrán hecho, son unos enchufados, etc. Pero, para expresarlo con palabras, perdónenme, son unas situaciones demasiado burdas. No me creo que ese linchamiento social a los trabajadores municipales sea de forma gratuita. Parece que estoy hablando de una aldea de Afganistán, y es aquí en Europa . La venganza institucional, en la sociedad occidental, se manifiesta de manera mucho más sutil. Aquí se crean monstruos que no existen o que no se atreverían a vilipendiar a una víctima laboral. Sencillamente, porque, digan lo que digan, los trabajadores son sagrados. Quien los mancilla y los maltrata socialmente, es el poder que gobierna en nuestro ayuntamiento de color verde.

Pero incluso eso podría tener un pase, o no molestar tanto, si el presunto mensaje andalucista, no se pareciese tanto a un episodio de El equipo A: la justicia no funciona, no protege a las víctimas, así que hay que tomarse la venganza por su mano. Lo que empieza siendo un alegato hacia el trabajador acaba sonando a un reclamo fascista. Y no es la primera vez que bajo un maquillaje progresista, los gobernantes que realmente existen nos cuelan discursos reaccionarios de populismo subido de tono que dejan los argumentos de Harry el Sucio a la altura del betún.

Hay, a pesar de esto, muchos aciertos pero el empeño por politizar su venganza personal lo enfría mucho y acaba rompiendo su máscara. Además, se cree que es el defensor de la ley de la forma más cursi que se pueda imaginar, con discursos eternos, para que los concejales de la oposición se retuerzan en sus asientos, doscientos años (1812-2012) de lucha para acabar con tal ilusión. Hay que joderse, lo que se confirma con esto, es que los opositores más aficionados a la violencia son finalmente los más totalitarios.

El otro día, cuando estuve tomando un café, un vecino se me acerco y me susurró que en este pueblo los cursis suelen ser unos hijos de puta, y los duros, bellísimas y amables personas. Lo suscribo y brindo de nuevo por ello, porque, al menos, sé que mi pueblo no va mal encaminado.

http://www.noticiasdelavilla.net/noticias/38/opinion/8685/el-walking-dead-barreno-por-j-mena-lana.aspx

http://radiosol.wordpress.com/2011/12/11/articulo-de-opinion-2/