Como sé que dos o tres de ustedes cometen la insensatez de dejarse guiar por los artículos que aquí comento para cuando visitan este periódico digital, y como saben que no me hago responsable ni admito reclamaciones, voy a escribir acerca de un par de hechos recientes que acontecen en Los Barrios y que quizá amenicen sus deprimentes días navideños. Por lo menos, ninguno de los dos suena a villancico ni habla de fraternidad ni de hijos pródigos ni de esas mierdas tan propias de estas entrañables fiestas. No mezclo los dos por sus semejanzas sino por sus diferencias. Se hace saber que uno tiene una portada potable, sin ser de las más brillantes aún dominando el poder político y que nos tienen acostumbrados a portadas más chulas como la inauguración de una papelera, y el otro tiene una portada espantosa como un leproso ante una batidora, poco porvenir le veo. Uno está escrito por un alcalde; el otro, por un sindicalista. Uno, por un andalucista; el otro, por un trabajador. Uno, por un opositor fracasado que se volvió tarumba al sentarse en un sillón marrón y que lo cambiará a verde pistacho; el otro, por un pito muy sonado y muy bien criticado que todos los vecinos nos postulamos al premio por ser buenos músicos y que pueden quitarle el título a la Banda Municipal de Música, dado que practican diariamente. Uno es muy de campo; el otro, muy breve, que nos ameniza todas las mañanas y las tardes noches.
Es difícil encontrar el equilibrio con más antagonismos entre sí, y además si la otra parte que lleva el bastón de mando no quiere escuchar, pues, apaga y vámonos. Los une el hecho de que ambas partes son del mismo pueblo, y hablan de violencia callejera, pero uno, desde la perspectiva de un perseguidor, y la otra parte, desde el punto de vista de víctima del engaño al que tantos barreños estamos acostumbrados. ¿Adivinan cuál es cuál? Exacto: las víctimas siempre se llevan la peor parte y bailan con la más fea.
Ésta situación es extraña y difícil de asimilar para un barreño del siglo XXI, porque transgrede casi todos las derechos de los ciudadanos e incurre en bastantes de los vicios que muchos deploramos en los malos gestores y políticos que nos han gobernado desde la democracia y, son quienes dan vanas esperanzas e intentan explicar lo inexplicable, se hacen notar a través de sus torpezas que pagamos nosotros. Y, mientras tanto, el talento del pueblo se derrama por el río Las Cañas.
No tengo nada en contra de la ideológica política, siempre y cuando se respete a la Constitución y a la sangre que vertieron nuestros queridísimos antepasados que eran tan ignorantes que lucharon por nuestros derechos y deberes, y que día tras día se va perdiendo, y sobre todo aquí, en Los Barrios.
Me explico, un alcalde viola salvajemente nuestros derechos a plena luz del día, seguidos por una panda de mequetrefes puestos de ansia viva que invirtieron en el poder y que temen perder sus dineros. La agresión que sufrimos continuamente nos puede matar, y cuando queramos darnos cuenta, perderemos nuestra identidad como un humilde, sencillo y hospitalario pueblo al que me siento muy orgulloso. Resulta que mi pueblo está en peligro. Este planteamiento andalucista de quítate tú para ponerme yo, es degradante para cualquier ser humano, y creo que no faltarán víctimas o como él las llama “daños colaterales” que se sientan identificadas con ese sentimiento de indefensión y de vapuleo social, repetirán una y otra vez que algo habrán hecho, son unos enchufados, etc. Pero, para expresarlo con palabras, perdónenme, son unas situaciones demasiado burdas. No me creo que ese linchamiento social a los trabajadores municipales sea de forma gratuita. Parece que estoy hablando de una aldea de Afganistán, y es aquí en Europa . La venganza institucional, en la sociedad occidental, se manifiesta de manera mucho más sutil. Aquí se crean monstruos que no existen o que no se atreverían a vilipendiar a una víctima laboral. Sencillamente, porque, digan lo que digan, los trabajadores son sagrados. Quien los mancilla y los maltrata socialmente, es el poder que gobierna en nuestro ayuntamiento de color verde.
Pero incluso eso podría tener un pase, o no molestar tanto, si el presunto mensaje andalucista, no se pareciese tanto a un episodio de El equipo A: la justicia no funciona, no protege a las víctimas, así que hay que tomarse la venganza por su mano. Lo que empieza siendo un alegato hacia el trabajador acaba sonando a un reclamo fascista. Y no es la primera vez que bajo un maquillaje progresista, los gobernantes que realmente existen nos cuelan discursos reaccionarios de populismo subido de tono que dejan los argumentos de Harry el Sucio a la altura del betún.
Hay, a pesar de esto, muchos aciertos pero el empeño por politizar su venganza personal lo enfría mucho y acaba rompiendo su máscara. Además, se cree que es el defensor de la ley de la forma más cursi que se pueda imaginar, con discursos eternos, para que los concejales de la oposición se retuerzan en sus asientos, doscientos años (1812-2012) de lucha para acabar con tal ilusión. Hay que joderse, lo que se confirma con esto, es que los opositores más aficionados a la violencia son finalmente los más totalitarios.
El otro día, cuando estuve tomando un café, un vecino se me acerco y me susurró que en este pueblo los cursis suelen ser unos hijos de puta, y los duros, bellísimas y amables personas. Lo suscribo y brindo de nuevo por ello, porque, al menos, sé que mi pueblo no va mal encaminado.
http://www.noticiasdelavilla.net/noticias/38/opinion/8685/el-walking-dead-barreno-por-j-mena-lana.aspx
http://radiosol.wordpress.com/2011/12/11/articulo-de-opinion-2/
Sencillamente genial jesús, mejor no se puede describir la realidad de este pueblo desde que tengo memoria. Lo malo es que levantará ampollas jejeje, muy sutil, sí señor, muy sutil.
ResponderEliminarTodos sabemos de que pie cojean y han cojeado la mayoria de los "trabajadores"(algunos no pegan chapa ni queirendo) del ayuntamiento. Es más, maniobras caciquistas en contra de la oposicion por orden del Cabezon, a patadas. No se porque la gente se extraña de esos ataques de Romero hacia ellos. A fin de cuentas, la mayoria de los "daños colaterales", han entrado en el ayuntamiento de aquella manera, y no se porque yo, como ciudadno inocente, tengo que pagar los despropositos del anterior gobierno.
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